Emergencia Alimentaria
no es Soberanía Alimentaria
Lo urgente y lo
importante
Ríos de tinta discurren sobre si es prioritario atender lo
urgente o lo importante. Básicamente lo urgente es lo emergente, de ahí la
palabra “emergencia”, porque la emergencia provoca urgencia.
Pero la emergencia es siempre emergencia de algo más
profundo, de algo que “emerge”, que aparece, que surge de abajo.
La emergencia tiene sus raíces y las raíces no se ven, las raíces
no emergen sino que se sumergen para no ser vistas.
Sin embargo ahí están las raíces, las causas, lo que
antecede al efecto, lo que produce “la emergencia”
No es discutible que la urgencia merece atención, pero no se
resuelven las goteras poniendo baldes. Ni se reconstruye el tejido
socio-alimentario con ambulancias para la ocasión. Las ambulancias sirven solo
para las emergencias, no para la salud. Y mucho menos para la Soberanía.
La Ley de Emergencia Alimentaria es necesaria pero estéril. Al
tema se lo viene pateando para adelante desde el año 2002. Es decir, que hace
17 años el país que viene alimentando a 470 millones de personas continúa
postrado en la Emergencia Alimentaria, no puede alimentar a 44 millones, los
que, oh casualidad, viven acá.
¿No será momento de
ver la raíz del problema, la causa estructural del hambre en un país infinitamente
rico en alimentos?
¿Qué es el hambre?

La obra se
dio a conocer como Geopolítica del Hambre. Llega a una alarmante conclusión,
aunque suene gracioso: El hambre no son las ganas de comer, sino la deficiencia
de nutrientes. De determinados y específicos nutrientes que no están. Es más,
el hambre, el arma más letal de la historia, es tan angurrienta que te quita
incluso las ganas de comer.
El libro es la más seria y académica investigación sobre el
hambre. Es sobre todo un libro político. Material de lectura obligatoria para
cualquier dirigente argentino. Hasta para un candidato a presidente.
Geopolítica del
Hambre

Una persona que come todos los días puede tener hambre específica de determinado
nutriente, de determinada vitamina, de proteínas, de algún mineral. Comer todos
los días no significa no tener hambre. Esa y no otra es la causa de las enfermedades
sociales que estudia.
Donde falta un nutriente aparece una enfermedad.
Argentina: país despoblado
al borde de la superpoblación
Superpoblación, concepto que debería manejarse con la misma seriedad
con la que se habla de refinanciamiento de la deuda. Porque seamos sinceros, si
hay una deuda con los argentinos es una deuda alimentaria, mejor dicho,
nutricional.
Juan Domingo Perón habla del “problema de la superpoblación”
ya en 1953, en el texto conocido como el ABC, pero lamentablemente todavía no
hay militante peronista en las segundas o terceras líneas de decisión que lean
seriamente a Perón.
¿Qué es la superpoblación?
Hagamos un planteo didáctico.
Imagínese ud una hectárea con 5000 personas.
Imagínese ahora una segunda hectárea con 50 personas.
¿En cuál de las dos hectáreas cree ud que habrá superpoblación?
Por la lógica de nuestro deficiente y caduco sistema
educativo responderemos que, obviamente es la primera hectárea la superpoblada,
la que aloja a 5000 personas.
Pero no. Eso es densidad demográfica. Hay un error en esa conclusión.
Y aunque parezca exagerado, en ese error se nos va el país y la región, porque nos
impide ver las causas estructurales de los problemas.
La segunda hectárea, la que aloja solo a 50 personas, es la
superpoblada. Porque es un desierto.
La primera hectárea, en la que hay 5000 personas, es frondosa,
plena de bio-diversidad, rica y abundante en nutrientes. Es una hectárea (no
incendiada) de la Amazonía, una hectárea llena de vida y diversidad.
¿En cuál de las dos hay superpoblación? ¿Se entiende?
¿Quiénes tendrán Emergencia Alimentaria? ¿Los de la primera
o la segunda hectárea?
Depende de los nutrientes que esa hectárea sea capaz de
abastecer para alimentar, para nutrir a sus habitantes.
Los desiertos no tienen nutrientes. Tampoco los desiertos
verdes.
Argentina: desierto
verde
Un desierto de color verde se extiende por la zona núcleo e
invade de a poco a todo el país.
Cualquiera que viaje por Entre Ríos, Santa Fe,
Buenos Aires o Córdoba puede ver por la ventanilla el infinito desierto verde.
Desierto sin pájaros, ni abejas, ni gente, ni plantas, ni flores, ni arboles.
Solo soja.
La República Argentina tiene ya el 70% de su superficie
cultivable con soja transgénica que roba nutrientes todos los años y se lleva
en barcos al extranjero los 10 cm de suelo más rico del mundo.
La soja es la minera más grande porque en cada poroto se
llevan nutrientes minerales que no podrán reponerse químicamente por siempre.
El Monocultivo
La conclusión más interesante del estudio de Josué de Castro
es la identificación de la causa del hambre.
No es la progresión aritmética de los alimentos frente a la progresión
geométrica de la reproducción humana la causa del hambre, como lo planteara el catastrofismo
de Malthus.
El razonamiento de Malthus, el primero en hablar de superpoblación,
es un razonamiento tautológico: el hambre es el resultado de que va ha haber
hambre.
La refutación de Josué de Castro es tajante: la causa del
hambre es el monocultivo.
Y el monocultivo es producto de la organización económica del
hombre y no del destino.
Sin tocar el Monocultivo
no hay Emergencia Alimentaria que valga
Argentina es un país deforme, produce alimentos para todos
menos para sus habitantes.
¿Alguna vez se pregunto cómo pasa esto?
Si leyó hasta acá ya tendrá una idea… si, es el monocultivo.
Nuestro país no produce alimentos, produce soja, verde como los dólares.
Argentina ha privatizado sus nutrientes, ha puesto su suelo en
alquiler al extranjero.
Ese suelo, esos 10 cm de humus de la mejor calidad mundial
que abarca toda la Pampa Húmeda. Ese reservorio de tierra porosa y vital del
tamaño de media Europa es de Ud. señor y señora.
Pero el monocultivo sojero lo convierte en soja, luego en dólares
y después se los quedan.
Luego a nosotros nos quedarán las inundaciones y las sequias.
Veremos convertirse la otrora Pampa Humeda en un terrón seco y agrietado
mientras ellos se gastan sus dólares en otras latitudes.
Sin repensar el modo en que producimos alimentos, la
Emergencia Alimentaria será solo un paliativo. Sin repensar la Función Social
de la Tierra, que es más que una Reforma Agraria, la Emergencia Alimentaria discutirá
por nuestro derecho al Bolsón de comida, nuestro derecho al pancho de estación,
con o sin lluvia de papas, nuestro derecho a las sobras, en el país con más
ricos y nutritivos alimentos.
Es momento de dar la discusión a fondo. Que en el Congreso
Nacional sean honorables los hombres y mujeres que estén dispuestos a dar
batalla por la alimentación de su pueblo.
¿Hay algo más importante? ¿Con que argumentos esconderán su cobardía?
¿No son capaces de luchar por nuestra comida, por nuestra alimentación sana,
por nuestros nutrientes? ¿Qué hacen ahí entonces?
Que sea un recinto donde haya valentía para hablar de monocultivo,
de sojizacion, de agrotóxicos, de puertos privatizados, de extranjerización de
nutrientes, básicamente de comida. Que no sea la tribuna legislativa la tumba
donde se establecen cuales serán las migajas paliativas que no alcanzan ni para
que nos rebelemos.

Ahí queda bien clara la cuestión. Sin soberanía no hay Emergencia
Alimentaria que valga.
Gustavo Koenig
Sociólogo - UBA
Maestrando en Defensa Nacional - UNDEF
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