jueves, 23 de febrero de 2012

¿Que diría Perón de la Minería con Cianuro? Su mensaje Ambiental

Esto decía Perón un 21 de febrero de 1972, hace 40 años:


Mensaje Ambiental a los Gobiernos y Pueblos del Mundo


"Hace casi treinta años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporáneo, anunciamos la tercera Posición en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo un peligro mayor- que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.

Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional.

La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia.


Los hechos

El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas.

La humanidad está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental. De este modo, a diario, su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones.

En el último siglo ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil que se asienta, sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, inmunidad y contaminación en las ciudades y se gravan las consecuencias de la vida sedentaria.


Despilfarro masivo

Las mal llamadas "Sociedades de Consumo", son, en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, por el que el gusto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes necesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna sólo cierta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.

No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionen mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales - la de los países de baja tecnología en particular - sufren los efectos del hambre, el analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los vicios que produce el ocio mal empleado.

El espejismo de la tecnología

Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a agravarse, mientras un fantasma - el hambre- recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humildes cada 20 meses, afectando países que hasta ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas. En los centros de más alta tecnología se anuncia entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán compras por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que parece que estuviera constituida por más de una especie.

El ser humano cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe, y el suelo que le da de comer y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mar que podía servirle de última base de sustentación.


Después de la tierra, el mar...
En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de 200 especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Solo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petroleros sin tomar medidas de protección de la fauna y flora marinas


Y el agua potable

La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades, es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para colmo muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas cuando nos quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y armar en este momento.


Alimentos y armas
Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo, todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todavía está lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la producción de alimentos sustitutivos está frenada por la insuficiencia financiera y las dificultades técnicas.

Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales.

A este maremagnum de problemas creados artificialmente se suman el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual " ratio " de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2.500 cada ser humano dispondrá de solo un metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que dentro de 20 años más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.


Política demográfica

Es indudable pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya por el retardo con que comenzaremos,. no producirá sus efectos antes del fin de la década en materia educativa, y antes de fin de siglo en materia ocupacional. Y que además la política demográfica no produce los efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía del mercado, o aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes.


Qué hacer
Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado, comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisión humana, como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia tenga como denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.


Para poner freno e invertir la marcha hacia el desastre es menester aceptar algunas premisas:
1. Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza.

2. Esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de un adecuado ciclo biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo, que el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que renunciar a alguna de las comodidades que nos ha brindado la civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo posible que los recursos naturales resultan aceptables y por lo tanto deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el crecimiento de la población es aumentar la reducción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la educación y la salud pública, y que la educación y el sano esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios superfluos juegan actualmente en la vida del hombre.

3. Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales . Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir, a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos.

4. La modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna. y que la justicia social debe exigirse en la base de todo sistema, no solo para el beneficio directo de los hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de que se trate. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental.

5. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente exhausto y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presente en las ciudades jardines del futuro.

6. El crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no rige para la Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales.

7. La lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de la ciudades, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de la Naciones Unidas con carácter de primera prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la humanidad; es el problema.

8. Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con la justicia social, el de la soberanía política y la independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacional.

9- Muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados unidos dentro de la comunidad internacional.


Nosotros los del tercer mundo
Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del Tercer Mundo:

1- Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología adonde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes .Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana .

2- De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo , preconizados por esos mismos monopolios , que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos .

3- En defensa de sus intereses , los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria .

4- No debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de sus destinos. Sólo así se estará en condiciones de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.

La Humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma.


En esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados. Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción solidaria"

Juan Domingo Perón

Madrid, 1972 

miércoles, 8 de febrero de 2012

Malvinas y Famatina son Argentinas: Recursos Naturales y Ecoperonismo

“A casi 40 años de su difusión se vuelve insoslayable la tarea de retomar el legado ecológico que Perón le dejara al mundo, en quizás su más alta contribución. Hemos decidido relanzar este mensaje como principio necesario para la supervivencia de la especie. Porque este no es un problema más, es el problema”, remarca Gustavo Koenig.

¿Qué es lo que ustedes proponen como re-actualización doctrinaria?
Nosotros creemos que es urgente generar un profundo y amplio debate en torno a la actualización de la doctrina peronista para profundizar la formación de cuadros. Si los principios, valores e ideas fundamentales del cuerpo filosófico peronista no están vigentes; si no hay ideas que incendien el pecho de los militantes, se termina cayendo en el anacronismo o en el oportunismo.


El anacronismo es trasladar acríticamente los ’70 a esta época. Uno debe reivindicar la lucha de los compañeros y compañeras de los ’70, de las generaciones pasadas que dieron la vida por la Patria. Lo que no se puede es tomar prestada la mística de otra época para militar en el 2012.

Vamos… pasaron mas de 40 años y muchos pibes todavía andan cantando “con los huesos de Aramburu vamos a hacer una escalera”. Eso es anacrónico, eso está fuera de los problemas concretos que hoy vive la Argentina. ¿Cuántos militantes se saben de memoria todas las divisiones entre FAR, FAP y Montoneros, con sus siglas inclusive y no tienen la menor idea de lo que es el glifosato? Nuestra generación tiene que generar su propia mística, y creo que esa nueva mística estará profundamente marcada por la integración latinoamericana, por la recuperación de los recursos naturales y por los problemas ambientales.

Otro anacronismo es la idea de un desarrollismo industrial desenfrenado. El mundo ha cambiado, la globalización capitalista ha hecho estragos con la naturaleza y hoy estar a la altura de las circunstancias históricas de lo que sucede en la humanidad es, por lo menos, permitirse discutir con las ideas de desarrollo y crecimiento.

¿Y el oportunismo?
Como dije, es la otra tendencia que genera la ausencia de doctrina. En vez de tomar prestadas ideas viejas, no se tiene en cuenta ninguna, y se rosquea todo el tiempo. La rosca, la conspiración, la especulación constante, se convierten en una cultura política que gana terreno en todas las reuniones. El poder como fin en si mismo. Es la misma cultura neoliberal de la especulación financiera llevada al ámbito de la política, y este ámbito incluye a la militancia. Hacer política sin ideas es muy parecido a hacer negocios. El otro día escuchaba en la mesa de al lado de un bar, dos pibes que charlaban si el candidato tal “cotiza” tanto… de que quién “capitaliza” tal o cual hecho. Parecía que estaban hablando de negocios.


Imagínate lo que generan estas dos tendencias, anacronismo y oportunismo, ética setentista y rosca noventista… Se te parte la cabeza, te da un desguince cerebral.
Solo una re-actualización doctrinaria en el peronismo, que rescate los postulados ecológicos y ambientales de los que hablaba Perón, puede volver a vincular la doctrina a la necesidad urgente de la etapa: Recuperar los recursos naturales.

¿Cómo se pueden recuperar los recursos naturales?
Muchos nos dicen que somos los eco-peronistas, y eso somos. No hace falta más que leerlo a Perón para que comprendan nuestra posición.

La recuperación de los recursos naturales no será algo sencillo en la Argentina. Pasamos de la Patria financiera a la Patria sojera. Ya vimos lo que pasó cuando se quiso tocar un poco de las ganancias extraordinarias de los popes del campo.

A diferencia de lo que creen algunos, que el conflicto del campo sólo se enmarca en una disputa en torno a la distribución del ingreso, que sólo era una cuestión de cómo repartir la guita, para nosotros ese conflicto generó algo mucho mayor aun: un proceso de concientizacion sobre el problema de los agronegocios, del monocultivo sojero y el modelo extractivo y contaminante que eso conlleva.

¿Cómo pienso que se pueden recuperar nuestros recursos? Algunos políticos creen que los recursos naturales se pueden recuperar haciendo películas y juntándose con cualquiera. Para eso, en vez de convocar militantes deberían convocar extras…
Nosotros creemos que vamos a volver a ser dueños de nuestros recursos desde la política y desde la cultura, es decir: desde la integración regional y desde el Estado. Sólo desde el Estado podremos recuperar nuestros recursos y es con este gobierno y no con otro que estamos en un proceso de recuperación del rol del Estado y de profundización de los vínculos con los países de la región.

Hace un tiempo en la Facultad de Derecho, escuchamos al vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, plantear con mucha claridad que el Estado es también monopolio de los recursos. Pero ese monopolio se divide en tres planos: simbólico, relaciones de fuerza e institucionalidad. Nosotros tenemos relaciones de fuerza adversas en torno a la soberanía de los recursos, tenemos una institucionalidad caduca, la constitución menemista de 1994, que provincializa la soberanía de los recursos. Y creo que estamos aun en el tercer plano, el simbólico, es decir, todavía tenemos que instalar, irradiar estos temas en el seno de la sociedad Argentina. Los movimientos campesinos, los movimientos ambientalistas y los pueblos originarios tendrán un rol fundamental, y más aun con la nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

¿Por qué una cátedra abierta y por que “América Latina, Ahora o Nunca”?
Nosotros queríamos hablar del pensamiento de Perón en la UBA., en la Facultad de Ciencias Sociales. Imagínate que osados, hablar de Perón ahí es casi imposible. La carrera de sociología se funda en 1958, y piensen qué pasaba con el peronismo en esa época, estaba proscripto. Bueno, ahora también en las facultades el pensamiento de Perón sigue proscripto. Todo lo que tiene que ver con esta tradición filosófica y cultural tan arraigada en nuestro pueblo, es tildado de populista, ensayista o directamente de berreta. Es lo que decía Arturo Jauretche, el pensamiento criollo es denostado y subordinado al pensamiento científico de la “intelligentzia”. Fue entonces que decidimos hacer una cátedra abierta, para que también puedan venir nuestros cumpas de los barrios, los cumpas de los sindicatos, nuestros amigos de los bares, y hacer un debate itinerante que viaje por la Argentina.

Hemos elegido como nombre de la cátedra el titulo de un libro de Perón que nos partió la cabeza: “América Latina Ahora o Nunca”. Es increíble descubrir que hace 50 años Perón hablaba de que los principales problemas de la humanidad serían la superoblación y la super industrialización, algo que hoy nos estalla en las narices.

Perón lo dice bien claro, la disputa se dará en Latinoamérica, ya que este lugar, nuestro lugar, es el mayor reservorio de alimentos y materias primas del mundo. Miremos lo que pasa hoy en las Malvinas, estamos parados sobre los alimentos y las materias primas que los países poderosos ambicionan. La superoblación, es la que genera la disputa por los alimentos, léase lo que hoy sucede con los organismos modificados genéticamente (OGM), la industrialización del campo, los feed lot, el saqueo de la pesca, etc. Y la superproducción es la que genera la disputa por las materias primas, es decir,  la minería a cielo abierto, el robo del petróleo, el acaparamiento de las fuentes de agua.

Este libro es imprescindible para cualquier militante que quiera formarse porque es Perón hablando de ecología, es de una actualidad y una claridad sorprendente.

A veces el titulo “Ahora o Nunca” parece alarmista, pero no lo es. Simplemente queremos expresar la urgencia que siente nuestra generación para avanzar con la integración regional. Sólo con una América Latina unida podremos ser dueños de nuestros recursos y, retomado el mensaje ancestral de los pueblos originarios, irradiar al mundo una nueva cultura de la relación con la naturaleza que permita la supervivencia de la especie. Una urgente integración latinoamericana es más importante de lo que pensamos.