¿Por que perdimos?
1) La clase media
latinoamericana
Los chetos copan el poder, los votos se dan vuelta. Nuevos
chetos creación del Estado. Más de una década reventando supermercados y
comprando electrodomésticos. Colas para comprar en los centros de alto consumo.
He aquí el éxito tangible de los gobiernos progresistas de la región: el
consumo.
Pero gobernar con el objetivo de crear una clase media es un
suicidio político. La clase media es desagradecida por naturaleza y el consumo
te consume hasta la tropa propia. El militante épico y enfervorecido se pone
cómodo frente al plasma y mira la movilización por tv mientras se saca la
pelusa del ombligo.
Ya sea para participar del sistema o para estar en contra,
todos queremos ser de clase media. El gran invento del capitalismo: la confortable
clase media. Revolucionarios de clase media, obreros de clase media y hasta
campesinos de clase media.
¿Y qué hay que hacer para ser de clase media? Consumir, en
el Shopping, en la calle, en las vacaciones. Acudir religiosamente a los templos
del consumo, templos donde el
progresismo latinoamericano también evalúa el éxito de su gestión: “Hay mas
consumo, estamos mejor”
El consumismo no es de derecha ni de izquierda. El
consumismo es el materialismo y si estamos peleando por plata perdimos antes de
empezar la pelea. Nuestro enemigo debe ser el materialismo.
Hace falta patriotismo. Faltó un espíritu. Una CAUSA.
2) Profundización o
Burocratización
Supusimos que los Movimientos Sociales al ingresar al Estado
iban a transformar la política pública. Algo de eso claro que hubo, nuevas
miradas para pensar lo social en programas, direcciones y propuestas. Pero la burocracia
se comió a los compañeros y compañeras. El escritorio le cabe a cualquiera y
después piden que no hagan olas. La vida de oficina y sus cotidianidades
aplastantes, destructoras de cualquier indicio de creatividad. Meter la
militancia dentro del elefante gris, lento y parsimonioso del Estado no es la
mejor idea. Algunos puede que sí deban hacer esa tarea. Pero no es el objetivo.
El error fue identificar el poder en el Estado, en el cargo,
en la función.
El poder no está en el Estado, está en el Pueblo organizado.
En definitiva la alternativa en América Latina estaba entre
la profundización y la burocratización.
¿Y adivinen que ganó?
Si. Es momento de autocriticas
3) De “lo social” a
“lo político”
El pasaje de lo social a lo político terminó siendo el
discurso más decoroso y presentable para que algunos dirigentes ascendieran de
clase y se liberen de “los negros”. Hay que pasar de lo social a lo político se
escuchaba en las organizaciones allá por el 2003. Ahora hay militantes que están
en otro nivel, el nivel de “los cuadros”, de los que saben la rosca. Están en
“lo político”. Ya salieron de “lo social”. Ascendieron.
Una cosa es el cuadro de barrio metiendo las patas en el
barro y poniendo la oreja a la lista interminable de problemas de nuestra
gente. Y otra cosa es el cuadro con oficina, escritorio, compu, teléfono y aire
acondicionado. Ese da órdenes porque ahora es funcionario. Bueno, era.
Maneja la plata y es el que tiene acceso a los “fierros”.
Entiéndase por fierros a los expedientes gestionados para las organizaciones,
nueva denominación para no perder la épica setentista.
Algunos militantes se quedaron ahí, en lo social, arreglando
goteras, sirviendo la leche. Otros militantes empezaron su carrera política,
son funcionarios y salen en la tele.
¿Pero lo social no es el fin de lo político? ¿A qué vamos al
barrio? ¿No es el barrio, la comunidad nuestro fin? ¿O es al revés? ¿El barrio
es usado “para la política”? ¿Lo social es un medio o un fin?
¿La orga es más importante que la comunidad, que las
familias del barrio, que la comuna?
¿Puedo subsumir la comunidad popular a la estrategia de poder
de la orga?
4) Clientelismo
revolucionario
De un lado y del otro de la calle de tierra puede haber dos realidades muy distintas. El
tipo que se despertó a las 6 de la mañana para meterse en el tren ensardinado
de gente y dirigirse a su laburo, al que llega traspirado para no perder el
presentismo. Este laburante sabe que “los de enfrente” no conocen el sonido de
un despertador. ¿De qué laburan? Se pregunta con toda razón. Ahí está una
contradicción en el seno de nuestro pueblo. Los planes son para cubrir una
emergencia social no para generar una forma de vida. Sin encarar el problema industrial no se
resuelve la cuestión social. ¿Y cuantos movimientos sociales plantean
claramente un programa industrialista? ¿Es la problemática industrial el eje de
formación de los Movimientos Sociales? Necesitamos un Nacionalismo
Industrialista en los movimientos sociales. Lo que pasa es que si hay industria
hay trabajo y si hay trabajo desaparecen los Movimientos Sociales. Los
Movimientos Sociales deberían luchar por dejar de existir, es decir, porque
haya industria y trabajo, no planes. Claro, que los movimientos sociales no
quieren dejar de existir y cuando la contención social se mezcla con una seudo
participación la cosa irradia cierta hipocresía.
¿Y tengo que ir y participar para cobrar el plan o la
cooperativa?, ¿y tengo que ir a las marchas, y a las reuniones, y así después
puedo cobrar o conseguir algún puesto?
No. Uno tiene que participar porque esta convencido de una
idea, de un ideal, de una causa. La participación interesada en obtener
beneficios materiales también se te da vuelta. Los materialistas siempre se te
dan vuelta, no importa a que clase social pertenezcan. Siempre hay uno con una
billetera más gorda y billetera mata galán.
Proponerle a alguien que participe de reuniones o de marchas
para que no pierda su plan de contención social es la prostitución de la
política. Y eso se ve, se nota, por más
esfuerzos discursivos que se hagan para disimularlo.
Se milita por una causa y gratis. Y al que no encienda el
pecho la causa se puede ir a su casa. Aunque quedemos muy pocos.
Pero lo cuantitativo es un hechizo en la militancia. ¿Cuánto
movilizan ustedes? El famoso “medirse la poronga” de las orgas. Pero todos
saben que la longitud de la columna depende de los planes o las dadivas
prometidas, entonces el que más recursos obtuvo pasó a ser el que tiene más
política porque es el que moviliza más gente.
El resultado es que se construyó una idea de “cuadro” como
el dirigente con más “llegada”. Es el que tiene mejores contactos con los de
arriba, un soberano chupamedias de sus superiores estatales. Y ese es el
responsable o referente porque es el que consigue las cosas. Y así se construyó
el ejemplo de cuadro para las bases, que tienden a imitarlo. El pibe nuevo, que
se sumo hace poco, que está en formación, que se lee todo, también ve y
observa. Su ejemplo de formación está ahí actuando visible en las
conspiraciones, las roscas y rosquitas, los secretitos, los tejes y manejes de
los referentes. Y mientras le hablan de que el amor vence al odio se tiene que
limpiar las gotitas de sangre de la carnicería rosquera. La ética tiene un
lugar central en la política y la ética no se caretea. Ni con plata.
Se generó entonces en el seno de las organizaciones una
ética de la competencia propia de la más abyecta y empresarial de las culturas.
Se compite entre militantes por un cargo con la misma lógica de pisar cabezas
que en una empresa por un ascenso. Esa y no otra es la crisis de los
movimientos sociales. Esa es la batalla cultural.
5) Reunionísmo si
pero plenarios no
Aceptémoslo. No todo el mundo quiere ser militante y tampoco
la revolución pasa por serlo. De reunión en reunión solo se aprende a hacer
reuniones y es más útil hacer fideos, asados o canelones.
Una lógica de control de todo justifica la multiplicación de
reuniones al infinito. Que el ámbito, que la
región, que el frente, el área, la mesa, etc, etc, etc.
Casi se respira una necesidad organizativa propia de la semi
clandestinidad. Pero no sirve, y básicamente no sirve porque PERDIMOS.
El resultado del reunionismo es el microclima militante y
una profunda desconexión con lo popular. Militantes que hablan entre
militantes, discuten entre militantes, piensan entre militantes pero que no
saben pedir un café. Diletantes eternos de discusiones infinitas que quieren
convencer a todos todo el tiempo. Insoportables.
Se pierde la sutil y delicada escucha con el hermano, el
vecino, el hijo, la abuela. Se sabe hablar del pueblo pero no se sabe cómo
hablar con el pueblo.
Enfermos con el dedito diciendo lo que deberías hacer y
pensar. Resultado: irritación del interlocutor y rechazo a todo lo que tenga
que ver con la política.
6) Conducir rodeado
de enanos
Una de las formas de degradación y decadencia de la política
está asociada al enfermo temor del conductor a ser derrocado. Inseguridad
nacida en las propias deficiencias de formación del líder o en cuestiones de
índole psicológicas. Es el terror al asambleísmo, a la reunión abierta, a que
puedan discutirle algo, a que le digan: “cualquiera, che… lo que estás diciendo
es cualquiera” y que se lo digan delante de todos. Entonces mejor la chiquita
entre chiquitos. No quiere que nadie le haga sombra, que no quede nunca
expuesta su debilidad ante ningún tema, que nunca nadie haga evidente que se puede equivocar. Que
mejor entonces que rodearse de enanos, enanos que no hacen sombra. Pero pasa
que los enanos no pueden ver muy lejos y entonces todo el dispositivo táctico
de conducción se estrella contra sí mismo. Se choca la calesita.
Se evita lo asambleario, el micrófono abierto, la pluralidad
de opiniones de voces. Se evita discutir a calzón quitado, toda reunión es una aburrida
y ceremoniosa serie de discurseos para decir lo mismo o chupar las medias.
Entonces surge la siguiente pregunta: ¿Se eligen
democráticamente las conducciones de las organizaciones sociales? ¿O son
jerarquías intocables? ¿Son los fundadores de una organización los conductores
eternos de estas? ¿Hay democracia en los movimientos sociales? ¿Pueden sus
bases elegir a las conducciones? ¿Cada cuanto votan? ¿O es que el poder de los
principales referentes de los movimientos sociales les viene delegado de arriba
por una especie varita mágica que los unge como dueños eternos de sus orgas?
¿Feudalismo revolucionario?
7) El funcionario que
se sirve de su cargo
El Estado es importante pero también genera dependencia. Y
esa dependencia se puede convertir en adicción. Y esa adicción en oligarquía.
¿Cómo es posible que las organizaciones se sirvan de los recursos del Estado?
La justificación dice “es para la política, es para la orga” como si el
colectivismo eximiera del delito. La función estatal es una responsabilidad
frente al pueblo. Nuestro pueblo necesita que esa tarea, esa función para la
que ha sido asignado el puesto, se cumpla de forma eficaz y con patriotismo.
Ahí la especulación se termina, ahora a cumplir con el pueblo desde la
ejecución de esta función de la mejor manera. El trabajo del funcionario es
para el pueblo o pasa a ser un oligarca, por mas discurso bonito que le ponga.
El grado de
entrecruzamiento de los intereses políticos con las funciones propias del Estado
ha llegado al paroxismo. Un subsecretario de niñez que quiere ser intendente de
su distrito pone los recursos de su área en la campaña y descuida su función, ¡hasta
en su mismo territorio! Un director de políticas alimentarias quiere ser
diputado y no sabe lo mas mínimo de nutrición. Un secretario de turismo quiere
ser gobernador y no conoce a su país. Cada puesto es un trampolín hacia otro
lugar. La ambición política vuelve loca a la administración racional del Estado
al punto de desconectar las tareas con las personas que las llevarán a cabo.
8) Peronismo es
Nacionalismo
¿Qué clase de formación le hemos estado impartiendo a los
militantes? ¿Podemos decir que la gran masa de militantes y gente nueva que se
moviliza tiende al nacionalismo? ¿A a la defensa nacional?
¿Qué ha pasado con la identidad peronista en estos últimos
años? ¿Leen a Perón los nuevos jóvenes sumados a la política?
Algo raro pasa en el movimiento y es que se respira una
cierta resignación frente a los grandes temas, es como que se quedan en la
chiquita ¿Cómo es posible que el Movimiento Peronista no diga nada de la
minería a cielo abierto y de la sojizacion impresionante de nuestro país?
El peronismo es un Movimiento de Liberación Nacional, el más
rico en experiencias de América Latina, con un modelo de industrialización estatal
existoso y con varios gobiernos y gestiones en el Estado. Pero el peronismo es fundamentalmente
una doctrina. Más que una ideología, más que una serie de obras realizadas en
su gestión. El peronismo es un cuerpo doctrinario, un sistema de principios y
valores espirituales para comprender la realidad e intervenir en ella. No es
una moda, no es un cantito, no se reduce a poner los dedos en v para la foto.
El peronismo es una forma de vida, humilde, cristiana, trabajadora y
comprometida con los destinos de la Patria. Es una filosofía de vida.
Hay que dar una batalla para resignificar al peronismo, volverlo
a poner a la altura de Movimiento de Liberación Nacional, sacarlo del corcet
socialdemócrata y bipartidista.
El peronismo es un movimiento, no un partido liberal. Pero sin
doctrina no hay movimiento, porque las doctrinas son el espíritu de los movimientos.
Entonces hace falta y nos urge una re-actualización
doctrinaria, un profundo debate entre quienes nos sentimos herederos de esta
tradición para recuperar su ideario para nuestro pueblo.
Necesitamos salir de esta nueva, sutil e inteligente
proscripción.
9) La cuestión
ambiental
No es de hippies ni de troscos. Luchar para defender el
ambiente es una lucha estratégica por el bienestar de las nuevas generaciones.
La ecología es un tema bien peronista y mirar al costado para disimular los
desastres ambientales que suceden en nuestro país es un acto de traición. Sobre
todo cuando esos desastres ambientales son producto de la actividad de empresas
extranjeras. Justificar la sojizacion de Monsanto o aplaudir a la minería
transnacional de la Barrick Gold es un acto de alta traición a la Patria. Los
peronistas deberíamos sentir vergüenza de cualquier dirigente, no importa su
rango, que justifique el colonialismo.
¿Por qué los peronistas hemos dejado abandonados estos
temas? ¿Cómo no sentimos una profunda indignación frente al saqueo de nuestros
Recursos Naturales?
Hay que destapar las raíces de nuestro movimiento, volver a
renacer, invocar al espíritu nacional a que se convoque en masa para romper las
cadenas de la dependencia. Vivir nuestras tradiciones culturales para
preservarnos del colonialismo modernizante y tecnologizado.
Necesitamos volver Perón, a leerlo en las unidades básicas,
a discutirlos entre mates en las plazas.
Porque ahora sin retenciones, con la devaluación y Lino
Barañao en el poder, el peronismo será ecologista o la soja crecerá entre las
ruinas.
10) A modo de conclusión
catártica ¿Oposición o Resistencia?
Hace un tiempo que sentí que la buena onda con el macrismo
era sospechosa. Acuerdos en la legislatura, inauguración de obras en conjunto y
a los besos, militantes PRO en 678 cuando nunca se dignaron a invitar a alguna
compañera cooperativista para que explique en vivo como le cambio la vida. No sé,
como una cosa de clases medias televisivas, blancas y lindas, como una interna
de clases medias que se pelean y se reconcilian mostrando todos sus dientes
bien blancos.
¿Por qué no se lo bancó a Scioli como se lo tenía que
bancar? Si, todos sabíamos que era un muñeco, pero el muñeco que nos podía salvar
las papas. ¿No se daban cuenta de lo que estaba en juego? ¿Pensaron en nosotros
al momento de sus especulaciones políticas? ¿Puede ser que algunos hayan
llegado a pensar en “volvemos con la resistencia y listo”? ¿Quién pone los
cuerpos de sus estrategias?
Para “los cuadros”, la oposición. Para nosotros, la
resistencia.
La oposición desde el programa de tv, con aire y fama.
La resistencia desde la calle, con gases y balas.
La oposición desde “lo político”
La resistencia desde “lo social”
La oposición es electoral
La resistencia es popular
La oposición es civilizada
La resistencia es salvaje
La oposición tiene OSDE
La resistencia no tiene curitas
La oposición dirige a la resistencia desde la oficina o el
despacho
La resistencia pelea en la calle y se banca los delirios de
grandeza de los salames
La oposición comunica
La resistencia tira piedras
¿Quién conduce a quien en esta etapa? ¿La calle o el
despacho?
Se perdió, PERDIMOS, y todos tenemos una cuota para hacernos
cargo de la derrota.
Pero NO SON TODAS LAS RESPONSABILIDADES IGUALES. Esta
derrota le va a costar mucho dolor y sufrimiento al Pueblo Argentino. Y quienes
estaban en los ámbitos de conducción tienen una responsabilidad mayor QUE
TENDRÁN QUE PAGAR.
Solo espero y tengo confianza que nuestro pueblo ponga las
cosas en su lugar. De no ser así, de continuar con esta hipócrita indulgencia
la degradación del ser nacional argentino puede ser irreversible. Esperemos no
tener que vivir un proceso de desintegración territorial. El Tratado Antártico
vence en el 2041 y eso es en muy poco tiempo.
Felices Fiestas
El pájaro